lunes, 11 de mayo de 2015

La esperanza hecha mujer



Israel Hernández

Veracruz, Ver.

México.

Ámbar Nayeli Suárez Rivera salió de su casa del fraccionamiento Zaragoza para dirigirse a la Facultad de Odontología de la Universidad Veracruzana, pero tras caminar unos metros por la calle Juan Enríquez, nunca abordó su automóvil Ford Focus color arena. A las 3 de la tarde con 50 minutos del 2 de octubre del 2013, fue la última vez que alguien la vio.


A un año y siete meses de su desaparición, su madre, Yolanda Rivera Treviño, continúa buscándola, viajando por Veracruz y el país, visitando a funcionarios desinteresados, yendo a ministerios públicos y marchando hombro a hombro con otras madres que también tienen la esperanza de encontrarla a sus hijos con vida.
El Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o No Localizadas de la Procuraduría General de la República, hasta marzo de 2015 contabilizó 25 mil 800 personas en esa condición.
Del total de desaparecidos en el país, unos 750 han sido reportados en territorio veracruzano de 2008 a la fecha. Es decir, al igual que Ámbar Nayeli, hay cientos de familias que desconocen el paradero de sus seres queridos. 
La escalada en la cifra de desapariciones forzadas y las presiones internacionales obligó al Gobierno Federal a instaurar un sistema para concentrar la información de los extraviados y eventualmente ubicarlos.
Esta labor fue transmitida a las procuradurías y fiscalías estatales, sin embargo el trabajo gubernamental ha rendido pocos resultados.
El caso de Suárez Rivera es uno de ellos: Pese a que la investigación ministerial arrojó como probable responsable a la expareja de la joven de 24 años, no ha sido detenido y mucho menos procesado.
“Hay una omisión muy grande de las autoridades. Nosotros también investigamos por nuestra cuenta y la persona que puede saber dónde está mi hija sigue libre”, señala Yolanda Rivera.
Antes de que Ámbar Nayeli desapareciera, ella tenía la intención de verse con una persona, quien le daría un regalo de parte de su exnovio, a quien tienen identificado como un médico originario de la Ciudad de México.
La estudiante de la UV se trasladaría hasta al campus Mocambo, pero antes de subirse a su coche se esfumó y nadie supo a dónde ni con quien fue.
“Nosotras teníamos mucha comunicación, ella es la hermana mayor y era la que unía a la familia (...) Ya estaba por terminar su carrera y era muy apasionada por lo que hacía, incluso ya trabajaba en un consultorio de la avenida Bolívar”, relata su madre.
La travesía en búsqueda de Ámbar, una muchacha descrita como alegre, soñadora y altamente responsable, inició desde el 3 de octubre, fecha en que sus padres acudieron al Ministerio Público para reportar su desaparición.
Desde entonces, todo ha sido remar contra corriente, pues ha tenido que enfrentar la ineptitud de los entonces subprocuradores y la falta de interés del actual fiscal, Luis Ángel Bravo, por darle celeridad a las investigaciones.
En el incansable trabajo de pedir justicia y el retorno de su hija, Rivera Treviño conoció a otras madres que también padecen de la incertidumbre y la preocupación de si sus hijos ya comieron, o están a salvo.
Entonces supo de familias enteras que desde años atrás unen esfuerzos para obtener información sobre sus hijos, esposos, hermanos, primos y seres queridos que un día se sumaron a los miles de desamparados en México.
“Como parte de la Red de Madres en Búsqueda de sus Hijos hemos exigido que las autoridades federales intervengan en las investigaciones, que nos tomen en cuenta y dejen de darnos largas”, sostiene.
Con las presiones en conjunto han logrado ser escuchadas por altos funcionarios de la PGR y de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, un órgano descentralizado de la Secretaría de Gobernación.
Desde enero pasado, la CEAV ofrece cerca de 20 millones de pesos a quienes ofrezcan información sobre el paradero de 13 veracruzanos, según información publicada en el Diario Oficial de la Federación.
Entre las personas integradas a esa lista se encuentra el nombre de Ámbar Nayeli, por quien se ofrece un millón y medio de pesos a cambio de que aparezca sana y salva.

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La tasa de crecimiento en el rubro de desapariciones forzadas que se registra en Veracruz es una de las más altas del país, solo por debajo de Tamaulipas, Jalisco, Estado de México y Sinaloa.
Mientras que en 2013 hubo 135 casos, en 2014 se registraron 220, es decir hubo un incremento del 40 por ciento.
Sin embargo, en lo que va del año, la Fiscalía General del Estado tiene el reporte de 185 personas sin ubicar, cifra que revela un ascenso superior al cien por ciento: Cuando en 2014 la tasa era de 18 personas extraviadas mensualmente, en 2015 desaparecen 45 personas cada mes.
Tan solo en abril hubo 61 solicitudes a la FGE para que iniciara la búsqueda de sus familiares, mes que superó a los tres restantes.

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Del total de denuncias efectuadas este año, 77 tienen que ver con niñas, jóvenes y mujeres que no han podido ser localizadas.
La extensa lista está integrada por muchachas originarias de Veracruz, Xalapa, Córdoba, Orizaba, Alvarado, Tlapacoyan, Coatzacoalcos, Acayucan, Martínez de la Torre, Álamo, Poza Rica y otros municipios.
En el portal de personas desaparecidas de la FGE todavía figuraba el nombre de Melissa Espinosa Hernández, quien fue ubicada con vida el pasado sábado 9 de mayo en Acapulco, Guerrero.
Lamentablemente, la suerte de Melissa no la han tenido las más de 70 mujeres que desaparecieron de enero a la fecha. Tampoco la tuvo Columba Campilla, la joven de 15 años hallada sin vida después de que fuera plagiada.
El pasado domingo 10 de mayo, la señora Yolanda Rivera, junto con un centenar de mujeres, pidieron y exigieron a las autoridades que garanticen tranquilidad y seguridad, pero además, redoblen los esfuerzos para volver a abrazar a sus hijos


*Publicado en mayo de 2015.